13 de noviembre de 2011

Corazón ocupado


Mientras no estás enamorada, mientras tu corazón es libre y tu mirada no es de nadie, entre todos los hombres que podrían interesarte ni uno sólo se digna a prestarte atención; después, en el momento en el que te sientes atrapada por una única persona y no te importan los demás absolutamente nada, te persiguen, pronuncian dulces palabras, te galantean. Es el efecto de las ventanas: cuando están abiertas, el cuerpo da al alma una gran luz e igualmente el alma al cuerpo, como un sistema de espejos que se iluminan entre sí. En breve, se forma a tu alrededor una especie de halo dorado y cálido, y ese halo atrae a los hombres como una miel atrae a los osos.